En este episodio premium de hoy Rebe y Roi hablan sobre algunas cosas que les molestan.
Transcripción del audio
Roi: Hoy Hablamos Premium, episodio 88. Cosas que nos molestan, con Rebe.
Hola, hola, ¿qué tal amigos y amigas? Este es el podcast premium de Hoy Hablamos, un audio semanal solo para los suscriptores premium. En esta ocasión, este episodio estará disponible para toda la audiencia para que podáis disfrutar todos de este episodio. Os recuerdo que podéis ver la transcripción y los ejercicios relacionados con este episodio de forma gratuita en nuestra web: hoyhablamos.com
En este episodio premium Rebe y yo vamos a mencionar algunas cosas o situaciones que nos molestan y que no nos gustan.
Vamos a escucharlo.
Roi: Hola, Rebe. ¿Qué tal?
Rebe: Hola, Roi, muy bien. ¿Y tú qué tal?
Roi: Pues, muy bien, muy bien. Aquí estamos un día más para grabar un episodio de este podcast premium. ¿Tienes ganas de hablar de algún tema aleatorio?
Rebe: Pensé que ibas a decir solo de hablar e iba a decir: “Por supuesto, Roi”. ¿Cuándo no tengo ganas yo de hablar?
Roi: Te gusta hablar, ¿no? Te gusta hablar. Pero… bueno, hoy vamos a… quejarnos un poco quizá, ¿no? Vamos a ponernos un poquito quejicas.
Rebe: Pues sí, hoy venimos aquí a desahogarnos, a quejarnos un poco. La gente quizá nos tome como pesados después de este episodio… pero bueno, a veces hay que quejarse, no siempre hay que ser positivos en todo.
Roi: Sí. Y además, eh… la audiencia está aprendiendo español, y eso significa que es probable que vengais a España con frecuencia o quizá tenéis amigos o conocidos españoles; entonces… en algún momento se quejarán vuestros amigos, o vosotros querréis quejaros. Entonces, es bueno ver cómo se queja un español, o cómo nos quejamos en español.
Rebe: Eso me parece mejor, sí. Pues sí, al final quejarse es algo que se hace siempre, no hay nadie que no se haya quejado nunca, o prácticamente nadie, si hay alguien, es digno de admiración; pero la mayoría nos quejamos alguna vez en nuestra vida. Así que, ¿qué hay mejor que poder hacerlo en otro idioma también?
Roi: Sí. Y… bueno, para empezar hay que decir que en España hay algunas quejas nacionales, ¿no? Por ejemplo, todos los españoles, o casi todos, nos quejamos de los políticos, o nos quejamos del gobierno, eso… yo creo que ocurre… le pasa a todos los españoles, que se quejan del gobierno; y quizá le pasa a todos los ciudadanos del mundo, ¿no? Que también se quejan de sus respectivos gobiernos.
Rebe: Yo creo que sí. Pero de todas formas hoy no estamos aquí tanto para quejarnos de esos temas que todos tenemos tan presentes, hoy venimos a quejarnos de esas pequeñitas cosas que nos molestan a nosotros en particular, venimos a quejarnos de esas cosas del día a día que resultan molestas, que no te dejan ser feliz del todo. Cuando convives con alguien, cuando estás en tu casa, cuando sales a pasear; esos pequeños detalles que te encantaría que desaparezcan.
Roi: Sí, pequeñas tonterías del día a día, que si te pasa una cosa, pues, está bien, no pasa nada, pero cuando sumas todas dices: “Uf… este día fue un poco terrible, este día no me ha gustado, quiero que se acabe”.
Rebe: Pues sí, pues sí. Pues… dejamos ya aquí entonces la introducción y vamos a empezar a quejarnos, Roi.
Roi: Vale, pues… Si quieres empiezo yo.
Rebe: Te doy ese privilegio, empieza a quejarte.
Roi: Vale, pues, yo tengo que quejarme, Rebeca, de los invitados que traigo al podcast.
Rebe: Te quitamos protagonismo, lo hacemos demasiado bien, lo sé, te entiendo.
Roi: Claro, y luego la gente me escribe y en lugar de preguntar por mí, ¿no? Porque a mí me gusta, yo soy egocéntrico, quiero que hablen de mí siempre; me preguntan por Rebeca, por Santi. Y digo yo: “Pero… no. ¿Por qué, por qué? ¿Por qué lo hacen tan bien?”
Rebe: “Yo soy la estrella”.
Roi: “¡Yo soy la estrella! ¡Yo soy el famoso!”.
Rebe: El famoso solo en tu casa, eso es lo que da pena.
Roi: “¡Tenéis que alabarme!”. Bueno, obviamente estoy de broma, eh… Bueno, quejarme, de qué puedo quejarme… No sé, supongo que tú sabes algunas de mis quejas, porque seguramente a lo largo del día las vas escuchando, ¿no?
Rebe: Creo que una queja muy recurrente puede ser, por ejemplo, sobre la casa, es algo sobre lo que siempre es muy fácil quejarse porque es donde estamos muchas horas, por ejemplo, tú y yo.
Roi: Sí, es cierto. Y yo ahí tengo… tengo un repertorio de quejas, no tengo una queja, sino que tengo como una biblioteca de quejas ordenadas de la A a la Z y podría seleccionar una, ¿sabes? ¿Cuál te apetece más? Así una queja más tranquila, una queja más agresiva, que me enfada mucho.
Rebe: Una queja que te enfade mucho, que te haga desear matar gente, Roi.
Roi: Pues tengo una, tengo una cosa de la que me tengo que quejar mucho y de la que siempre me quejo. Y es el ruido, Rebeca, tú bien lo sabes, quizá algunos oyentes también, pero odio el ruido de la gente, de las cosas, el ruido en general.
Rebe: Creo que esto lo hemos comentado en algún episodio ya. Pero sí, podemos confirmar tanto la audiencia como yo que odias el ruido, que te quejas mucho de ese ruido.
Roi: Me quejo mucho, me quejo mucho. Ahora vivimos en una casa adosada que está pegada a otras cosas y las paredes son muy finas, entonces se escuchan a los vecinos y tenemos vecinos ruidosos. Entonces, esa es una gran queja que tengo yo, el ruido que hacen los vecinos.
Rebe: Tengo que decir que Roi para dormir es muy delicado, escucha el aleteo de una mosca… el aleteo de una mosca en China, podríamos decir incluso; entonces, por las mañanas siempre se despierta muy molesto por no haber podido descansar bien de noche.
Roi: Claro, de hecho, lo que has dicho tú me hace pensar en lo que dicen de que el aleteo de una mariposa en China o en Japón provoca un terremoto en la otra parte del mundo, ¿no? En Europa. Pues, el aleteo de una mariposa en Japón me despierta a mí, Rebeca.
Rebe: Exactamente, yo puedo quejarme, por supuesto, también del ruido, porque al igual que Roi duermo en la misma casa, entonces también me afecta. Pero, por ejemplo, algo que me molesta a mí es sentirme observada por los vecinos mientras estoy en nuestro patio, pues, jugando con Gala, por ejemplo, eso sí que no me gusta mucho, cuando estoy ahí disfrutando de mi rato libre, levanto la cabeza y veo a un vecino en su ventana asomado, es como la vieja’l visillo, que se suele decir, están ahí como observando todo lo que haces, y eso no me gusta mucho.
Roi: Entonces tenemos vecinos cotillas.
Rebe: No sé si son cotillas o simplemente están aburridos, porque hoy en día hay mucha gente aburrida en su casa, que cualquier cosa que pase en la calle le resulta interesante.
Roi: Claro. Oye, pues… es un buen motivo para quejarse y tiene sentido, porque donde vivimos, ¿qué hay? ¿unas sesenta ventanas? Desde las que pueden mirarnos, porque tenemos un edificio muy grande enfrente, entonces hay… bueno, muchos vecinos que podrían mirarte, podríamos hacer un concierto desde nuestro patio.
Rebe: Un día podemos proponérselo, hacer como una especie de… podríamos hacer un podcast en directo, Roi, y que todos salgan a sus ventanas y nos observen, como si fuésemos de verdad estrellas de la radio.
Roi: Buah, sería increíble, eh, con… ya lo estoy pensando, con unos altavoces, lo podríamos grabar en vídeo para toda la audiencia, podría estar interesante. Pero no sé, no sé si a nuestros vecinos les interesaría tanto.
Rebe: Igual acabamos y nos tiran huevos o algo así y es muy fácil que nos den, tienen muy buena posición para darnos.
Roi: Sí, eso sí. Bueno, ¿y qué más cosas te molestan? ¿Te molesta algo más de la casa o quieres pasar a la siguiente sección?
Rebe: Es que en la casa podríamos seguir quejándonos mucho porque es muy fácil. Así que vamos a subir el nivel, vamos a quejarnos de otra cosa.
Roi: Vale, entonces vamos a quejarnos… vamos a ir a algo un poquito más grande, hablamos de casa ahora vamos a la ciudad, nuestra ciudad, Vigo, tiene cosas malas, eh, tiene cosas muy buenas, pero hoy no estamos para hablar de lo bueno, vamos a hablar de lo malo.
Rebe: Siempre hacemos quedar muy bien a Vigo, siempre alabamos mucho nuestra ciudad, así que hoy vamos a decir alguna cosa negativa, vamos a rebuscar en ese baúl a ver si sacamos algo. Yo, por ejemplo, sí que hay una cosa que no me acaba de convencer de Vigo, y es que tiene muchas cuestas, tiene muchas pendientes, esto es muy bueno para nuestra salud porque hacemos mucho deporte, mucho ejercicio cada vez que hay que subir. Pero… oyente, cuando vuelves de fiesta a las cinco o a las seis de la mañana, llevas muchas horas bailando, tu cuerpo ya está deseando meterse en cama y de repente te enfrentas a esa pendiente tan, tan, tan elevada y piensas en todo lo que te va a costar subir eso… Te dan ganas de sacar un colchón… abrir una tienda de campaña o algo y quedarte a dormir en esa calle, te da igual ya todo. Y si a eso le sumas unos tacones… creo que las mujeres me entenderán ahora, no se lo deseo a nadie, porque ese momento, ese dolor de pies es insufrible.
Roi: Uf, eso sí, eso tiene que ser terrible, lo de ir con tacones por Vigo… os admiro. Bueno, sí, os admiro, no me dais envidia, eso lo tengo muy claro porque me dais un poco de pena, ¿no? Las mujeres cuando tenéis que caminar con esos tacones tiene que ser duro.
Rebe: Y si a eso le sumas además esas calles que tienen adoquines en el suelo… ese suelo de piedra en el que siempre se te engancha algún tacón y tienes que estar ahí luchando para sacar el pie… Ese momento, además, es ridículo porque todo el mundo te mira y tú estás ahí como intentando disimular a la vez que intentas sacar el pie para que la gente no se ría mucho… Creo que por eso la mayoría acabamos optando por zapatos más cómodos y disfrutar el momento.
Roi: Sí…
Rebe: No tanto ir guapas, sino disfrutar la noche.
Roi: Sin duda, yo me declaro en contra de los tacones, Rebe.
Rebe: Lo que pasa es que… como yo soy muy bajita, pues, a veces me gusta usar un zapato un poco alto para no quedar como un oompa loompa al lado de Roi.
Roi: No pasa nada, los oompa loompas son agradables. Bueno, entonces, yo estoy de acuerdo contigo, Vigo tiene pendientes muy pronunciados, hablamos así de las pendientes cuando son muy elevadas, ¿no? Decimos “pendiente pronunciada”, pendiente… pendiente, ¿no? Pronunciada, muy pronunciada, pendiente…
Rebe: Si alguien se rio de este chiste… de verdad, esta persona es admirable…
Roi: Admirable no, es una gran persona. A ver, ¿sabes? Me encantan los chistes cuando una palabra tiene doble significado, ¿no? Entonces, claro, “pronunciar” es cuando… dices una palabra, ¿no? “Pronunciada” es de una pendiente que es muy elevada. Y luego, pues, si es una pendiente pronunciada, pendiente… pronunciada muy bien.
Rebe: Está muy bien, Roi, de verdad, bien intentado.
Roi: Lo lamento. Bueno, continuamos. A mí una cosa que no me gusta de Vigo, que aunque… a ver, me gusta que no sea una ciudad muy grande, en realidad me gustan muchas cosas, eh. Pero sí que me molesta un poquito a veces que… yo qué sé, pues, vas a la playa, hay mucha gente en la playa en verano. Vas a… el Paseo de Bouzas, ¿no? Un paseo que hay aquí, suele haber mucha gente; entonces, me molesta un poco, es que soy muy exigente yo con…
Rebe: Podemos resumir esto en que te molesta la gente, Roi.
Roi: Sí.
Rebe: Cuando Roi dice: “Hay mucha gente”, si lo comparas con un lugar o una ciudad que de verdad tiene bastante habitantes se reirían de nosotros cuando Roi dice mucha gente, pero a Roi le molesta la gente, ese es el resumen.
Roi: Bueno, a ver, si hay cinco personas o diez está bien, pero… Sí, me gusta cuando hay poquita gente, quizá por mi… forma de ser o por mis características personales, pues, me gustan los sitios tranquilos con poquita gente. Sabes que con el coronavirus vino la distancia de dos metros, ¿no?, entre personas. Yo eso llevo años ya practicándolo, Rebeca, yo eso ya soy un pionero, ya hace muchos años yo siempre decía: “Distancia, por favor, que no haya tanta gente aquí”. Yo ya me preocupaba por el aforo de los sitios, pensaba: “Aquí hay demasiada gente, esto no es bueno para la cabeza”.
Rebe: Cuando salieron los portavoces en la tele diciendo las restricciones tú dijiste: “Restricciones a mí… ¿me vais a dar a mí lecciones ahora de lo que hay que hacer?
Roi: Llevo años yendo al gimnasio a las dos porque es cuando hay menos gente. Y es cierto. Bueno, eh… vale, ¿qué más? Por ejemplo, en la ciudad conducimos y esta es una cosa que molesta un poquito en Vigo, porque dicen que en nuestra ciudad se conduce muy mal, la gente conduce muy mal.
Rebe: Pues sí, tenemos esa fama, la gente cuando viene aquí de visita o a hacer cualquier cosa, y vienen en coche, suelen decir que conducimos muy mal. No sé si es muy cierto porque, como siempre conduje aquí, aprendí a conducir en Vigo, quizá es que cuando aprendes a hacer las cosas con la ley de la selva, como se suele decir, pues, ya estás tan acostumbrado que te parece normal. Pero sí que tengo que admitir que hay cosas que me molestan. Por ejemplo, algo que hacemos mal es que no siempre se ponen los intermitentes, eso me molesta mucho, cuando la gente no indica hacia donde va a ir y de repente giran y te pillan por sorpresa siempre, no sabes muy bien qué va a hacer la gente, tienes que estar siempre como con mucha precaución por si acaso. Y algo que me molesta muchísimo, Roi, tengo que confesarlo oyentes; cuando estás en su semáforo, de repente se pone verde y el de atrás ya te pita al segundo, es que… aún no se puso a luz verde y ya te están pitando, es como si estuvieses en una carrera y… una carrera de fórmula uno y tuvieses que hacer una muy buena arrancada, ¿sabes? Como que ese segundo les cuenta para llegar luego a su meta. Y eso me molesta mucho, aún no te dió tiempo a ti a… ver el color y ellos ya te están pitando.
Roi: Sí, sí, sí. Eso también me molesta porque es un hábito molesto, o sea… espera unos segundos que no pasa nada… Yo cuando hacen eso arranco más lento, ¿sabes? Porque digo: “¿Me pitas? Pues, ahora voy a tardar unos segunditos más”.
Rebe: Sí, sí, sí. Da igual, porque realmente el tiempo que ellos dedicaron a pitar no lo están dedicando a meter la marcha para arrancar, así que se van a quedar atrás igual.
Roi: Pues sí. Vale, pues… dejemos ahora de hablar de conducir, de hablar de la ciudad y vamos ya a temas más… vitales, quizá. Antes hablábamos de qué te molesta… de la casa, pero bueno, ahora tú y yo vivimos juntos, ¿no? Nos independizamos de casa de nuestros padres. ¿Pero te acuerdas cuando vivías con tu familia? Porque a veces cuando vives con tus padres hay cositas de la convivencia que… generan roces, ¿no?, que generan problemas y que pueden molestar a alguna persona.
Rebe: Pues sí. Por suerte el roce hace el cariño, ¿no? Entonces, aunque hay muchos roces acabas queriendo igual a la gente. Pero yo tengo que confesar que con mi hermana, por ejemplo, a lo largo de nuestra vida siempre discutíamos mucho, no eran discusiones terribles, que nadie piense que me peleaba con puños con mi hermana, pero sí que discutíamos mucho porque ella es un poco más desordenada que yo, tengo que confesar que es que yo soy muy tiquismiquis con el orden, soy una persona muy ordenada; entonces me molestaba cuando ella, pues, dejaba cosas tiradas o fuera de su sitio, eso me desquiciaba muchísimo cuando, no sé, estaba el cesto de la ropa sucia y al lado tiraba la ropa sucia y yo: “¡Dios! ¿Por qué no la metes dentro del cesto?”, ahí salía toda mi ira. Y no sé por qué elegí a un novio que hace lo mismo, pero… la vida me castiga por algo, no sé por qué, en otra vida hice algo terrible.
Roi: Un castigo doble, ¿no? Porque dejas a tu hermana, ¿no?, ya no tienes que vivir con ella y de repente, pah… novio que es desordenado, incluso más que tu hermana puede ser.
Rebe: No sé, tendríais que hacer un día una competición, porque estaría muy reñida esa competición.
Roi: Pero bueno, Rebe, tengo que decir que ahora ya eres como estoica, porque realmente ya no te molesta eso mucho, o al menos has desarrollado alguna técnica para superarlo.
Rebe: No es que no me moleste, es que ahora respiro profundamente e intento como no ver las cosas, no sé cómo explicarlo, me sigue doliendo el alma, creo que mi corazón llora por dentro, pero intento ser más tranquila, más paciente y tengo que superarlo de alguna forma, porque no puedo cambiaros, llevo toda la vida intentando cambiar a gente desordenada y ya entendí que es imposible, por mucho que yo luche contra vosotros no puedo ganar esa batalla.
Roi: Me hace gracia porque hablas como si fueras una… no sé, una revolucionaria o algo así, que tu ideal es el orden y tú intentas cambiar el mundo, pero el mundo, claro, se inclina hacia el desorden y tú por mucho que lo intentas ves que no… no hay salida, ¿no? Esta revolución no prospera.
Rebe: No hay salida porque ya probé todas las técnicas posibles, hablar con vosotros para intentar razonarlo, para intentar que entendáis que hay que ser ordenados. También probé ordenar yo extremadamente para compensar vuestro desorden, ir ordenando lo que desordenáis vosotros, lo probé durante mucho tiempo. Pero da igual lo que intente, que no lo consigo, es imposible, siempre acaba estando todo medianamente ordenado, pero no tanto como a mí me gustaría.
Roi: Medianamente ordenado… Puedes decirlo, Rebeca, bastante desordenado.
Rebe: Pues sí, pues sí. Cuando tenemos visita o algo así, pues, tengo que justo antes cuando sé que va a venir alguien, volverme loca y ordenar todo corriendo para que no vean ese caos.
Roi: Bueno, pues… interesante esta aportación.
Rebe: Tú como si no te afectase a ti, Roi.
Roi: Me siento un poco mal, eh…
Rebe: Como si esto no fuese contigo.
Roi: Me siento un poco mal porque te veo un poco… afectada sobre el desorden, y sé que gran parte del problema soy yo.
Rebe: Gran parte dice…
Roi: Claro, es como cuando… Imagínate que eres una persona que tira plástico al mar, ¿no? Porque… bueno, te gusta tirar plástico al mar, dices que el cambio climático y todo eso es una tontería. Y de repente ves ahí a un delfín muriéndose por plástico y dices: “Ostras… yo he sido el causante”.
Rebe: Pues… yo soy ese delfín, Roi… mira cómo sufro.
Roi: Claro, eres como un delfín, te veo, ¿no?, y pienso en un delfín ahí… muriéndose por tener mucha ropa desordenada encima.
Rebe: Pues sería algo parecido, algo parecido podría pasarme un día.
Roi: Bueno, pues, vamos a otro tema, Rebe, cambiemos de tema porque estoy quedando muy mal ahora y no… no estoy contento. Así que, vamos a cambiar radicalmente de tema. Rebe, ¿te molesta cuando la gente se besa en público?
Rebe: Uf… es una pregunta inquietante. No me molesta que la gente se bese en público, es una muestra de cariño…
Roi: Espera, beso con lengua, eh, ahí… con mucha lengua, una lengua larga.
Rebe: Eh… no sé, yo ya voy a cambiar de opinión. No, no me molesta que la gente se bese en público, es una muestra más de cariño, ¿no? Pero… sí que me siento un poco incómoda si están cerca, porque al final siento que… no sé, que sobro ahí un poco, como que no debería estar en ese sitio, no sé… me hace sentir un poco incómoda estar ahí sentada, no sé, mirando el paisaje y que de repente delante se estén besando, porque parece que los estoy observando a ellos… no sé, parezco una mirona.
Roi: Y Rebe, si hacen este ruido… ¿Te molesta más o te molesta menos? Porque puede ser una muestra de cariño también.
Rebe: No era necesario ese sonido, Roi…
Roi: Es que ahora estoy probando hacer sonidos, estoy viendo a ver cómo funciona.
Rebe: No sé, creo que ya se estarían pasando un poco si están haciendo eso a mi lado, es un poco violento. ¿A ti te molesta, Roi? No solo me interrogues a mí.
Roi: Eh… pues sí, sí, me molesta un poco, quizá. A ver, depende de la distancia, creo que comentábamos, ¿no? Si están cerca de mí me resulta un poco… es como: “Ahg… fuera, fuera de aquí”. O sea, que no me importa que lo hagan, ¿no? Pero claro, cuando está gente al lado, pues, me molesta un poco porque pienso: “Joder… yo también quiero… yo también quiero un beso así”. De hecho, cuando era más joven y era poco exitoso con las mujeres, veía eso y me quedaba observando los besos y pensaba: “Ojalá fuese yo ese”, porque tenía esta voz, ¿no? “Ojalá fuese así… ojalá me besase esa chica”.
Rebe: Me mola mucho que digas: “Cuando era poco exitoso con las mujeres”, como si ahora fueses todo un gigoló.
Roi: Bueno, te tengo a ti, Rebeca… oh yeah.
Rebe: Tenemos que decir a la audiencia que no estamos borrachos ni nada de esto, eh, que este episodio está quedando un poco raro. Bueno, Roi, vamos a finalizar ya porque esto está empezando a írsenos un poco de las manos. ¿Crees que tienes algún hábito que molesta al resto de personas… a otras personas?
Roi: Buf.. sí, seguro que sí. Ahora no recuerdo porque… porque quizá no me fijo en mis propios defectos, ¿no? Este es un defecto de muchas personas, que no nos fijamos en nuestros propios defectos. Pero algo que sí que veo últimamente es que a veces… bueno, yo me suelo obsesionar con temas diversos y a veces me obsesiono con algunos temas que no son muy interesantes para todo el mundo, pero me gusta hablar de eso. Y, por ejemplo, recuerdo últimamente que estaba hablando de inversiones con algún amigo, y claro, cuando nos reuníamos un grupito de amigos, yo acababa hablando mucho de ese tema y había bastantes amigos que decían: “Joder, parad ya porque… qué aburrimiento”, ¿no? Y eso es un hábito un poco molesto que tengo, por ejemplo… entre muchos otros.
Rebe: Puedo dar fé de ello porque cuando coges algún tema de algún libro que te interesa… me paso horas escuchando hablar sobre ese tema o ese libro… o lo que sea en ese momento.
Roi: Es cierto, soy un pesado. Y para decir así otro hábito molesto, es que soy muy desordenado, y… eso es verdad y tú lo sufres mucho. Lo siento, lo siento mucho, Rebe.
Rebe: Es algo que sufro en carne propia, sí, ese hábito tuyo lo sufro. Pero bueno, todos tenemos al final hábitos que pueden molestar a otras personas. Yo, por supuesto, tengo hábitos también que molestan, nadie es perfecto. Y, por ejemplo, pues uno de ellos es que soy muy pesada con el orden, para una persona desordenada yo soy muy pesada con eso; entonces… ese es un mal hábito. Pero también hablo muchísimo, por ejemplo, esto es bueno para grabar podcast, pero si eres amigo mío, pues, quizás estés harto de escucharme hablar cuando quedamos para tomar algo, por ejemplo. Y… no sé, también me encanta hablar de perros, y si ese tema surge, puedo estar mucho tiempo hablando de Gala o de Harvi como si fueran mis hijos, como una mamá orgullosa, y supongo que habrá gente que esto les resulte muy molesto también.
Roi: A mí me resulta molesto esas tres cosas.
Rebe: La gente se preguntará: “¿Por qué se quieren el uno al otro? No hay nada que les guste…”.
Roi: Bueno, pero… obviamente nadie puede ser perfecto, ¿no? A mí me aburre un poco cuando hablas mucho y hablas sobre perros, ¿no? Y… a ti también te aburrirá mucho cuando te hablo de planes de pensiones e inversiones en bolsa y el último libro sobre Taleb que me estoy leyendo, ¿sabes?
Rebe: Ahora la gente nos está imaginando en una cita aburriéndonos el uno al otro.
Roi: Sí, lo que no sé es cómo… conseguimos llegar a este punto, ¿no? Pero al final esto del amor es bastante curioso.
Rebe: Otro día podemos hablar sobre eso. Hoy vamos a dejar ya a la gente descansar de nuestras quejas.
Roi: Perfecto. Pues, nada, Rebe, muchas gracias por participar en el podcast y ya grabaremos uno en el futuro… porque en el pasado no es posible ya.
Rebe: Pues sí, Roi. Ya grabaremos uno en el futuro. Un saludo para todos nuestros oyentes y nos vemos la próxima. Chao, chao.
Expresiones
El roce hace el cariño
Por suerte el roce hace el cariño, ¿no? Entonces, aunque hay muchos roces acabas queriendo igual a la gente.
Significado: expresión con la que decimos que pequeñas discusiones y disconformidades entre personas hacen que el afecto entre ellas aumente.
Ejemplo 1:
Veo que discuten varias veces al día pero se siguen queriendo. El roce hace el cariño.
Ejemplo 2:
El roce hace el cariño… es curioso que se lleven tan bien, pero que también estén discutiendo o teniendo opiniones distintas casi todo el tiempo.
Ser muy tiquismiquis
… tengo que confesar que es que yo soy muy tiquismiquis con el orden, soy una persona muy ordenada.
Significado: ser muy quisquilloso y delicado con ciertos aspectos.
Ejemplo 1:
De verdad, soy muy tiquismiquis con la limpieza, no puedo ver algo ligeramente manchado porque me pongo a limpiarlo sin darme cuenta.
Ejemplo 2:
Tu padre siempre fue muy tiquismiquis con cualquier cosa relacionada con la ropa, había muchos estilos de ropa que no le gustaban.
Estar muy reñido/a
No sé, tendríais que hacer un día una competición, porque estaría muy reñida esa competición.
Significado: algo que es bastante complicado y está igualado, generalmente utilizado en deportes cuando un partido está bastante igualado.
Ejemplo 1:
El partido entre ambos está bastante reñido… cuando uno lleva la delantera, el otro lo remonta a los pocos segundos.
Ejemplo 2:
Ganarle a Hugo en su juego va a ser complicado, la partida estará reñida.
Írsenos de las manos
Bueno, Roi, vamos a finalizar ya porque esto está empezando a írsenos un poco de las manos.
Significado: dejar de tener el control sobre algo.
Ejemplo 1:
La pandemia se nos fue de las manos, perdimos el control.
Ejemplo 2:
Toda la situación comenzó a írsenos de las manos cuando ese grupo de personas empezó a alborotar y a romper cosas.
Sufrir en carne propia
Es algo que sufro en carne propia, sí, ese hábito tuyo lo sufro.
Significado: vivir algo personalmente; haber estado presente en el lugar que ha sucedido algo, viviendo la experiencia de ello (generalmente esta expresión aplica cuando nos referimos a algo negativo).
Ejemplo 1:
Yo sufrí en carne propia un atraco a mano armada… es una experiencia horrible.
Ejemplo 2:
Al trabajar en el hospital, he sufrido en carne propia distintos tipos de momentos que a nadie le gustaría vivir.
Ejercicios
Los ejercicios consisten en un cuestionario interactivo. Haz clic en el botón «Start cuestionario» para comenzar. Las preguntas o ejercicios se muestran de uno en uno, por lo que tienes que hacer clic en el botón «Comprobar» y después en el botón «Siguiente» para ver el siguiente ejercicio.
Si ves algún error, experimentas algún problema o tienes cualquier duda o sugerencia, por favor, ponte en contacto con nosotros en: hola@hoyhablamos.com
que significa “te pillan por sorpresa”??
Es igual a “te sorprenden”.